
«El Hombre, los Palos y los Leones Imaginarios: La Paradoja de Nuestra Protección»
«Había un hombre que, noche tras noche, golpeaba dos palos dentro de su habitación. Cuando alguien le preguntaba por qué lo hacía, respondía: ‘Para espantar a los leones’. Pero cuando le señalaban que no había leones en la habitación del al lado, él simplemente contestaba: ‘Exacto, es porque yo golpeo los palos’.»

Esta historia simple nos invita a reflexionar sobre cómo enfrentamos nuestros miedos y cómo justificamos nuestras acciones.
Desarrollo de la Metáfora
- Los leones imaginarios : Representan nuestros miedos irracionales, preocupaciones exageradas o amenazas que creemos existirán si no tomamos ciertas precauciones.
- Los palos : Símbolo de nuestras estrategias defensivas, hábitos o comportamientos que creamos para sentirnos seguros, aunque no siempre sean necesarios.
- La acción repetitiva : Refleja cómo algunas personas encuentran confort en rutinas o comportamientos que les dan una falsa sensación de control.
¿Qué nos dice esta metáfora sobre nosotros mismos?
- A menudo, nuestras acciones están impulsadas más por el miedo a lo que podría pasar que por realidades concretas.
- A veces, nuestras «soluciones» (los palos) se convierten en parte del problema, ya que nos hacen creer que necesitamos algo constante para sentirnos protegidos.
- Podemos caer en la trampa de justificar nuestras acciones basándonos en resultados que nunca podríamos comprobar completamente («no hay leones porque yo toco los palos»).
Reflexión Personal
- ¿Cuáles son tus «palos»? Piensa en aquellos hábitos, pensamientos o comportamientos que repites continuamente con la esperanza de evitar algo negativo.
- ¿Existen realmente los «leones»? Evalúa si las amenazas que temes son reales o simplemente producto de tu imaginación.
- ¿Es posible dejar de tocar los palos? ¿Te atreverías a probar vivir sin esa protección autoimpuesta y descubrir si realmente necesitas esos mecanismos?

